Hay algo irresistiblemente atractivo en el movimiento punk. Y no es sólo la nostalgia por una época determinada: es algo muy actual, algo que apela al lado rebelde en cada uno de nosotros.
El punk real es estridente e incómodo y por ello la moda lo ha dulcificado para poder ser utilizado por cualquiera. De manera similar a los tatuajes, que antes eran de delicuentes y marineros, hoy el vocabulario del punk ya puede ser hablado por cualquiera.
Más que una estética, es una actitud.
Mientras que el verdadero punk no ha abandonado las calles del mundo (Nadezhda Tolokonnikova y Maria Alyokhina de la banda Pussy Riot están en la carcel en Rusia a causa de su música, por mencionar sólo un ejemplo) también se las ha arreglado para alcanzar la categoría de museo.
Este año, para no ir más lejos, el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York presenta la retrospectiva Punk: Chaos to Couture que reconoce la influencia del punk en la moda. Desde pinchos y broches de seguridad hasta la visión “hágalo usted mismo” propia del movimiento.
¿Te gusta la música punk? ¿Y el look?